sábado, 21 de agosto de 2010

Entre hormigas, colibríes y una dama

Decidí escribir sobre hormigas y colibríes. Piquitos rojos, alas pequeñitas. Ojos mirones, antenas sensibles. Así describo mis emociones, aletean como viento huracanado, avanzan en trote presuroso cargando más peso mientras la consciencia tambalea a nivel del suelo.

¿Día o noche? Constraste. Muchos puntos negros sobre una pared amarilla. En movimiento andan hacia el cielo, vía vertical, cúpula celeste y abajo cientos de cabezas tan pequeñas como la punta de un alfiler. Íban siete hormigas cargando un inserco sin vida. ¿Almuerzo? ¿Trofeo? No lo sé. Este insecto carga cuatro veces su peso, otros dicen que cincuenta. ¿Alguien les ha preguntado? Como el trovador oriundo de Cuba, Alejandro García "Virulo" que conoció a un colibrí", en mi caso gané la amistad de una dama, amante de la naturaleza. Hablaba con las plantas, ramera sociable y no sexual sino de ramas, hierbas, pétalos, botones y raíces. Título digno a la fémina, que si Afrodita era la diosa griega de la belleza, cuya labia era sábila, sílaba, labia, lascivia, otra anécdota de la señora Ramos que contaré despues. No me gusta platicar con colibríes, apenas entabló un diálogo y se marchan, adiós o hasta luego no existen sólo exhiben su pico presumiendo virilidad y rastros de polen.

Prefiero las migajas de pan, porciones pequeñas, amigas miles, ellas son hormigas. De género "la" pero sexo masculino y femenino; reinas, obreras y soldados. Días de sombrillas, a la voz de Fernado Delgadillo. Entienden lo que digo, detengo mis pies, estoy a su altura, somos iguales, destapo la "chompira" quitándome el sombrero como ellas sin paliacate entre sus antenas, agerridas, duras para cansarse y aire falta para seguirles el ritmo, cansancio a mis músculos, mente sobre materia. "¡Hey deténganse les digo!" La vida es igual, no espera a nadie, quedas a la orilla del camino si bajas el ritmo.

Hacía tiempo sin escribir sobre las páginas virtuales de "La Gacha Manzana X". Pensándolo bien, hacía tiempo sin escribir sobre una decisión que tomé. ¿Qué tan importante es mantener una amistad? Por un lado, las hormigas son pequeñas, muchas y muerden, mientras que los colibríes desayunan, comen y cenan volando porque el tiempo "vuela" cuando uno se divierte. No encabaja con los colibríes, menos con las hormigas. "Quiero aprender de tí, por eso me metí a tu blog, mejor sigamos siendo amigos y ya no seas sangrón conmigo", eso me dijo una damita. Justa razón tenía. Me comporté como una hormiga, cargando mucho peso encima sin prestar atención a lo sensible de mis antenas. Pecado del colibrí: decisiones rápidas, vida acelerada, no hay tiempo para pensar sólo picar y polinizar. Hace mucho alguien me habló de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga , alías "Gabriela Mistral" (poetiza chilena y ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1945) me recomendó leer su poema "Adiós", según quien me recomendó a la escritora tengo un estilo similar al usar contrastes, por ejemplo ella escribió esto:

"Para que ninguno,
ni hombre ni dios,
nos llame partidos
como luna y sol;
para que ni roca
ni viento errador,
ni río con vado
ni árbol sombreador,
aprendan y digan
mentira o error
del Sur y del Norte,
del uno y del dos!".

¿Verdad o mentira? No lo sé. Reconozco que cada letrado asume un estilo venido en años pero escribir como un Gabriel García Márquez no lo creo, sólo uno.

Se llama Gabriela. La dama quien me pidió no ser sangrón ni patán. Intenté alejarme de su vida, no pude, evitar ser dañado, no pude. Corrí el riesgo, apuesto a su cariño, su amistad, todo. Soy amigo de hormigas y colibríes, nada más. Todavía falta tiempo para que parta de este plano terrenal, de momento, conviviré con los humanos, mi raza de nacimiento, mientras que las alas pequeñitas y ojos mirones no me lleven a su lado.

ANEXO ESTE ESCRITO PARA RECORDARTE GABRIELA QUE TODOS TENEMOS UN ESTILO PROPIO. JOVEN ES TU PLUMA, RECUÉRDALO PORQUE "MEJOR PASAR VALIENTEMENTE AL OTRO MUNDO, EN LA GLORIA TOTAL DE ALGUNA PASIÓN, QUE DESVANECERSE Y MARCHITARSE DESPIADAMENTE CON LOS AÑOS", GENTE DE DUBLÍN, ESCRITO POR JAMES JOYCE. EN OTRAS PALABRAS ¡SÓLO ESCRIBE GABRIELA!

"FANTASMAS DEL CÁNCER"

¿Puede una revista de espectáculos espantar a los fantasmas del cáncer? Es una enfermedad silenciosa, Amalia nunca escuchó los pasos del ladrón de salud que invadió su cuerpo.
Como todo gran golpe lo planeó cauteloso, el momento oportuno llegaría. Un descuido de Amalia fueron segundos de ventaja, allá iba el cáncer, hacia la matriz de esta mazatleca.
El oncólogo que atendió a Amalia sabía a qué se enfrentaba. Los expertos lo describen como un enemigo público, peligroso, hace miles de copias de sí mismo, cuando termina deja un tumor, apenas es el comienzo.


Y rápidamente va moviéndose entre países, saltando fronteras, evadiendo puntos de vigilancia y migración. Carece de pasaporte o lugar de nacimiento, se rige por el cuarto signo zodiacal y tiene visa universal.


Muchos organismos internacionales de salud lo tienen fichado, la Sociedad Americana del Cáncer reveló que en el mundo murieron 7.6 millones de personas durante el 2007... Amalia no quiere ser una estadística.


La joven afectada no pierde su tiempo, cada minuto le cuesta un día de vida. Ese valor desaparece, fugaz como los segundos mientras ella espera su turno, en la sala de urgencias de la Clínica 03 del Seguro Social.


Las paredes azules encierran un vacío de ansiedad. Hay más pacientes de pie que bancas ya ocupadas, aparte de miedo se siente calor, trabaja a marcha forzada el aire acondicionado.


Sin moverse de su silla Amalia viajó a lugares que sólo ella conoce, por un momento esa revista de espectáculos espantó a los fantasmas del cáncer.


Pudo fugarse hacia la libertad, atrás dejó los olores a medicina. Voló con dirección al cielo, abajo se quedó la farmacia carente de medicamentos, los pacientes que dudan si ese día saldrán de la clínica caminando o en camilla.


Amalia tomó quizá la mejor decisión, abandonó el edificio repleto de trámites y burocracia. Sus manos se convirtieron en alas para planear hasta que se cansara. De pronto, regresó a la realidad, nunca se fue de la sala de espera.


Olvidó la revista de espectáculos durante su viaje. Se quedó en su bolsa color negro, decorada con piedras brillantes y diamantina. Amalia la sacó de ahí, decidió hojearla como si fuera la primera vez.


A la mitad de la revista detuvo su lectura. La secretaría del médico familiar la buscó gritando su nombre, "¿Amalia?", la paciente respondió.


Todavía no era mi turno para pasar, faltaban tres pacientes. No me percaté a qué hora salió Amalia del consultorio familiar. La banca se quedó sola, también su revista.

PD. TIENES TU RESPUESTA GABRIELA. GRACIAS POR LA INSPIRACIÓN.

lunes, 21 de junio de 2010

Monsiváis… ¿Roquero y beatle mexicano?

PORTADA DEL DISCO ARÁU A GO GO


Los Tepatatles a lado de Mauricio Garces en la película Jóvenes en la zona rosa


LA GUITARRA DE DOBLE MÁSTIL O BRAZO QUE TOCABA UNO DE LOS MÚSICOS DEL GRUPO.


Muere una estrella de rock y la venta de sus discos se disparan. Fallece Carlos Monsiviáis Aceves y probablemente su disco, “Arau a go go”, no ingresará en el top ten del rock mexicano actual.

El cronista de lo inmediato, reconocido así por la comunidad cultural de este país, aúlla, grita y canta en una producción musical de 1965 junto a Chava Flores, Julián Bert, Alfonso Arau y José Luis Cuevas.

La ola roquera de los años 60 reunió a futuros talentos del arte mexicano, de este cuarteto surgieron directores de cine (Aráu); pintor, dibujante, escritor, grabador, escultor e ilustrador mexicano (Cuevas); músicos (Bert y Flores); ensayista, escritor y periodista (Monsiváis).

A Carlos Monsiváis lo despidieron en el Palacio de Bellas Artes cuando falleció el 19 de junio del 2010, quizá sean contados aquellos que lo identificaron como el “Beatle” mexicano.

¿Por qué “Beatle” mexicano? Aunque el cuarteto de Liverpool mostró más su tendencia pop en el trayecto de su carrera, los integrantes de Los Tepetatles escogieron este nombre para burlarse de los cantantes ingleses (I wanna hold your hand) usando la palabra tepetate (polvo y ceniza en sedimento) agregando la terminación tles.

“Arau a go go” lo concibieron como un disco roquero mezclado con ritmos de cumbia, ska, balada y rock surf, este último género musical se escuchó por primera vez en 1962 con el disco “Surfer's Choice” del cantante Dick Dale y los Del-Tones.

Para esa década el rock mexicano era liderado por Los Salvajes y su vocalista Enrique Guzmán; César Costa y Los Black Jeans; Los Play Boys con Víctor Constantino y Alex Lora con Three souls, entre otros grupos.

Pero el grupo de intelectuales al parecer, según datos de internet y libros de rock, nada más produjeron este disco que actualmente entraría en la tendencia “indie”, es decir una creación independiente, es incorrecto calificarlo como género musical, más bien lleva el lema de “hazlo tú mismo”.

La producción musical está conformada por 12 canciones de ritmo enjundioso para la época de los 60, entre rock y baladas el cuarteto ponía el ritmo a quienes los escuchaban.

Se desconoce si este grupo tuvo presentaciones en vivo o dónde fueron sus tocadas pero lo más probable es que hayan estado en la Zona Rosa, algunos cafés “beats” del Centro Histórico y los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, según el perfil de los integrantes.

Y ni Cuevas, Monsiváis, Flores o Bert tocaron los instrumentos musicales cuando grabaron su disco.

Según el sitio de internet www.facebook.com/lostepetatles los verdaderos músicos fueron Marco
Antonio Lizama, guitarra; Marco Polo Tena, de Los Rebeldes del Rock con el bajo; José Luis Martínez, bateria y Julian Bert al piano.

Ellos no sólo tocaban, también dieron vida a personajes diseñados previamente: un jazzista con nudo de corbata a la batería, un músico clásico extraviado en los teclados rocanroleros, un dandy al más puro estilo británico en el bajo.

Además de un maya ataviado de manta y paliacate a la guitarra y un vocalista impertinente que gritaba y aullaba a la vez que tocaba una guitarra de doble mástil, asomándose una tercera mano de utilería.

En la página del grupo, a través de facebook.com, se informa que la música fue creada por Alfonso Aráu, por petición de Ernesto Alonso quien era propietario del centro noctorno El Quid.

Según el libro “Guaraches de ante azul: Historia del rock mexicano volumen dos”, escrito por Federico Arana, la gran crisis del rock mexicano comenzó en 1963 y fue provocada por la “beatlemania” y los huestes fronterizos.

El autor calificó como “absurdo” no reconocer que The Beatles inspiraron a los músicos aztecas pero el público rechazó canciones como “I wanna hold your hand” interpretada por grupos musicales mexicanos.

Quizá pocos éxitos en castellano, del cuarteto inglés, fueron aceptados por la gente como “Muévanse todos” con Vianey Valdéz.

Los grupos surgidos en la Ciudad de México fueron eclipsados por los huestes fronterizos como Javier Bátiz, Los Apson Boys, T J´s, Tijuana Five, entre otros, quienes sacaron copias fieles de los discos de larga duración.

Probablemente Monsiváis, Cuevas, Flores y Bert optaron por evitar esos apagones que sufren los grupos musicales cuando el público los rechaza. Se ahorraron el “adiós” a los escenarios mientras mantuvieron su línea de artistas independientes.

No espere a acudir al Mercado Cultural “El Chopo” para buscar el disco de Los Tepetatles, puede bajarlo de internet a través de www.blogspot.com

La pregunta queda en el aire. Murió Carlos Monsiváis. ¿Alguien remasterizará el disco Aráu a go go? De momento el ciberespacio facilita este viaje por el tiempo, la música y el rock mexicano.

EL DISCO (FUENTE archivodelrockmexicano.blogspot.com)

ARÁU A GO GO

1.- The Tepetales

Una rockumbiaska a go-go, je!; en la cual nos da una presentación de la agrupación con la más pura manera de manejar el caló de aquel entonces.

2.- Cordobés

Un flamenco, igual a go-go con tintes de lo que después se conocería como surf; en la cuál y como todos en aquel entonces le cantan a su Torero favorito en turno.

3.- Zona Rosa

Baladita, basada en un piano al más puro estilo de las grandes bandas; en donde nos hacen un recorrido por la Zona Rosa de aquellos días, dando a notar su "moda" y haciendo un pequeño sarcasmo sobre la misma.


4.- Que te pique el Mozambique

Rock´n´Roll a go-go; donde se dan vuelo al doble sentido; genial para quien quiera conocer como reirse sin decir tanta babosada. Recomendada.

5.- El último romántico

Otra balada por más melosa y de como aventarsele a una morra, pero no de la manera típica de la epoca en cuanto a las palabras pero si al modo. A mi punto de vista una canción fuera de foco a la finalidad del disco.

6.- Sitting, Rock'n'Go;

Musicalmente buena canción, en cuanto a la letra pues, es como una oda a la "sentada".

7.- Rockturno

Un "Rocksito" bien efectivo, bien pudieran haber sustituido la canción #5 por esta, ya que la finalidad es la misma pero esta si esta efectiva en cuanto a letra, estilo y ritmo. Comparando a una chica con una "batedora".

8.- Teotihuacan a Go-Go

Rock'n'roll progresivo prehispanico, jaja esta definición fue una... imaginense a alguna rola del primer disco de Café Tacuba y metanle al a go-go, y así se oira.

9.- Snif snif gulp gulp,

Un a go-go; donde se oye con una rara finura en la ejecución aunada con una dizque melancolina y "trabalenguosa" canción, de lo que piensa un dejado.

10.- Tlalocman, ¡SI!,

Si recuerdan el primer disco-demo de Botellita de Jerez, viene un versión de esta canción, y pues esta es la original, y pues si uds. son de los que cren que el Chapulin Colorado, Calzontzin o Kaliman son los unicos heroes mexicanos, y no tenemos quien le llegue a Superman, Batman o esos; aqui tenemos a Tlalocman.

11.- Los Monstros

Canción sacada como de una pelicula del Santo, y el soundtrack hecho por el Tío Gamboín; arbol genealogico de la famillia de cualquiera, je!.

12.- El Peatón estaba muerto y el semáforo lloraba

Definitivamente la canción más divertida del disco y podría decir que lo que he oido de esa decada (50's - 60's). Tiene todo, buena música, letra, dinamismo; tan solo por el titulo; habla de lo que sucedia cuando ocurria un atropello, me recuerda a cierta viejita latosa en una pelicula de Pedro Infante, se van a reir un buen rato

miércoles, 9 de junio de 2010

CAPÍTULO CINCO – SERIE REGRESIÓN – No hay por qué llorar


























No tiene caso llorar si las lágrimas son en vano. El alma no depura esa suciedad hecha costra por los años. Verter gotas de auto conmiseración da pie al nacimiento de un arroyo, caudaloso, hace ruido aunque la corriente luce en calma, ni mojarse los pies se antoja porque son lágrimas y no agua dulce. Lágrimas cristalizadas que un día resbalaron por un par de mejillas bronceadas por el sol, de una infancia abrupta sin espacio porque ahoga cualquier esperanza y sueños; una niñez trastornada cuando la inocencia se perdió a manos de la ignorancia, un descuido, juego de niños, alguien resultó herido.


Llorar significa desprenderse de las emociones, ser libre de ataduras que amagan al consciente, entre sollozos das cuenta de la humildad con que pides un milagro, anhelas un éxito, ruegas mejor salud, demandas calidad de vida, sentencias a tu peor enemigo. Si llorar no es privilegio de los hombres, entonces somos animales ahogándonos en nuestras propias penas. Es urgente el desahogo para sentirse aliviado, cualquier mal y padecimiento puede aminorar la carga emocional si la persona se permite el llanto, no cura la enfermedad pero otorga descanso temporal al afectado.


Una pérdida material o humana se lamenta. Que el equipo de futbol no gane su juego se presume como un enojo temporal pero que a un niño de nueve años, gordito, lo obliguen a participar en un desfile usando camisa de resaque eso es un infierno para el pequeño. No hay por qué llorar si el pequeño Barry se encapricha, hace su voluntad y no desfila el Día de la Revolución Méxicana, 20 de noviembre. A esa edad él no tenía consciencia de su enfermedad, obesidad infantil, es decir, no se percataba que estaba enfermo. Pero sí sabía y reconocía la burla de sus compañeros, al notar su cuerpo diferente, un vientre abultado, pechos sobresaltados, cachetes listos para ser apretados por las señoras comadronas y vistiendo prendas que le quedaban entalladas. A sus nueve años, Barry sufría depresiones, pensaba en el qué dirán las personas si lo veían con esa camisa de resaque blanca, que se ocultaba debajo de su pecho y panza, además entre las costillas bajo los pliegues de carne infantil.


Días antes del desfile se enteró que, obligatoriamente y por orden de una directora venida en años y oliendo a formol, los niños y las niñas participarían en el evento cívico vistiendo ropa deportiva. ¿Por qué no vistieron playeras mejor? Se preguntó Barry, a sus nueve años de edad ya cuestionaba los aspectos de la vida como si fuera un adulto, preocupándole aspectos nimios para un niño que no tiene problemas de sobrepeso. Barry, según le comentó su sicóloga años después, vivía en un mundo de adultos pensando como un adulto, su enfermedad lo orilló a un callejón sin salida donde las lágrimas no servían para nada. El pequeño de nueve años quería llorar grasa, adelgazar entre sollozos y que sus tristezas equivalieran a kilogramos y no pucheros ruidosos. ¿Así de enfermo estuvo Barry? Sí, porque su miedo a desfilar era muy grande, a diferencia de la fobia que esto paraliza a la persona, él tenía miedo. Según el escritor argentino y siquiatra Jorge Bucay, “el miedo es la sensación de susto frente a un pensamiento. El estímulo para la propia respuesta temerosa no está en el afuera sino en el adentro. Es la propia percepción la que me asusta, mi propia idea. Me imagino algo y, a partir de esa idea, tengo miedo. Me da miedo lo que me imagino, no lo que veo”. Así le ocurrió a Barry, él imaginó que sus amigos se reirían de él, se mofarían de su cuerpo regordete embarrado en las prendas deportivas, creó una situación imaginaria y no se permitió vivirla, enfrentar ese miedo que tenía. Así ocurrió, el día del desfile no acudió y prefirió quedarse en su casa, viendo a sus compañeros desfilar, los miró desde la ventana de su cuarto, detrás de los barrotes, como prisionero pero de sus propios miedos, viviendo una condena sin libertad condicional a menos que desafiase sus miedos, ese día no ocurrió tal cosa.


-“Me dio un pavor espantoso salir ese día. Tú te preguntarás por qué debía darme miedo desfilar en camisa de resaque, porque a los niños gorditos no nos gusta enseñar la panza, menos cuando vamos a la playa porque tenemos que quitarnos la camisa. Incluso a las personas mayores, llamémosles jóvenes adultos, no se desvisten del cuello hacia la barriga, no se quitan la camisa y prefieren llevarla a la playa, llenarse de arena, algunos usan trajes de neopreno, los que visten los surfeadores para no enseñar la panza chelera”-, mencionó Barry a sus 27 años.


-“Ese día recuerdo que hasta mi papá intentó convencerme de que desfilara, creo que me recomendó salir con una playera, inventando que no tenía camisas de resaque, no lo escuché porque mi miedo era más grande. Todavía en mi edad adulta me daba miedo desvestirme, verme en un espejo y contemplar la deformidad de mi cuerpo”-.


En sesiones de terapia, Barry entendió que su cuerpo no era deforme. Si así fuera él tendría dos brazos, hubiera nacido con un miembro menos o con tres orejas, eso es deformidad. Su mente ideó una imagen bizarra de su cuerpo, a tal grado que ni siquiera se sentía normal. La gente “normal” no existe, si se fuera así no habría depresivos, ansiosos, manipuladores, ególatras, soberbios, demandantes, hiperactivos ni adictos. Quien se autocalifique como normal es un mentiroso, no debe señalarse como ignorante porque uno mismo desconoce a veces sus propios problemas o conflictos internos, de ser así los sicólogos no tendrían trabajo, menos los siquiatras que atragantan de pastillas a sus pacientes para dar en el clavo sobre la patología neurológica que padece la persona.


No hay por qué llorar. Este es el pensamiento de alguien que encierra sus emociones, las acumula en su cuerpo y, en el caso de Barry que padecía obesidad mórbida, sus emociones se transformaron en grasa y, a su vez, en kilogramos. Su panza formó un anillo de contención, ahí se estancó su estado anímico, comiendo cuando era feliz y triste. Él no podía explicarse por qué comía en esas situaciones, siempre la comida era fundamental en su vida, dos veces desayunaba, comía y cenaba. Tacos de carne asada, birria, tortas, pollo o pescado frito y empanizado. También gorditas, burritos, atole, arroz, cacahuates, pistaches, papas fritas, hamburguesas, hot dogs, emparedados, piza, panes, jugos con conservadores, galletas con relleno cremoso, carne de puerco y res. Falta el pozole, menudo, albóndigas, caldo tlalpeño, carne en su jugo, tostadas, enchiladas pero tacos dorados no porque, según Barry, le dolía la cabeza con el aceite, muy hipócrita de su parte pero no los consumía. Además de cinco refrescos de sabor cola diariamente, papas con hasta dos variedades de cacahuates sean enchilosos, japoneses o con ajo. De postre vienen los pastelitos, nieve, cafés frapés con crema batida, chispas de chocolate, nuez moscada, canela y azúcar. Incluso dulces confitados, agridulces, ácidos, con saborizantes artificiales, paletas de caramelo, gomas de mascar y la lista puede seguir para detenerse cuando el cuerpo esté arto, fastidiado de esa carga anti nutricional y depare en un padecimiento crónico degenerativo como diabetes, entre tantas enfermedades.


Según el periódico “La crónica de hoy”, publicó en su página de internet el 26 de enero del 2010, “el 70 por ciento de los adultos y alrededor de cuatro millones y medio de niños de entre cinco y once años, padecen sobrepeso y obesidad”, siendo México el primer país con este problema a nivel mundial.


Continua el texto informando que “El 90 por ciento de los casos de diabetes tipo 2, que hoy es la primera causa de muerte en el país, son atribuibles al sobrepeso y a la obesidad… De 1980 a la fecha, se triplicó el porcentaje de mexicanos con sobrepeso y obesidad. México es actualmente el país con el mayor número de personas adultas con sobrepeso en el mundo y, también por desgracia, el que tiene mayor problema de obesidad infantil en el orbe”, esta información la proporcionó el Presidente de México Felipe Calderón cuando el Gobierno Federal puso en marcha el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, Estrategia contra el Sobrepeso y la Obesidad. ¿Ha servido de algo esto? La respuesta está a la vista de todos, salgan a la calle y miren a su alrededor, cuenten cuántas personas obesas, gordillas, llenitas, regordetas, bofas, marranas y carnosas en exceso andan deambulando, cuenten mientras caminan cinco cuadras, nada más cinco bloques de calle y ahí tendrán el resultado.


-“No hay gorditos felices, eso es una mentira porque por dentro estamos muriéndonos. Somos graciosos, hacemos chistes y alegramos a todo mundo para que nadie se percate de nuestra infelicidad. Hablo por mí, así me ocurrió. Si de niño no era feliz, tampoco de adulto. Todas las personas obesas que conozco se quejan porque la ropa no les queda, por las dietas matadas que hacen para bajar de peso, sus intentos son inútiles porque cuando vemos resultados botamos la dieta pensando que ya nos sabemos el plan alimenticio de memoria. Pero los atracones de comida siguen, no se detienen, se antojan las papitas cuando hoy no las como, las tortillas y el pan dulce, más los refrescos pero eso me traía chingado y hoy me modero, los como en mis comidas libres”-, confesó Barry.


A un alcohólico, cuando entra a una etapa de rehabilitación, se le retira permanentemente el alcohol para sacarlo del alcoholismo. A cambio se le da un plan de vida, basado en la creencia de un poder superior, según la tradición y literatura de Alcohólicos Anónimos; este poder superior le ayudará a identificar su problema, aceptar que su vida se había vuelto ingobernable y poco a poco recuperará lo que había perdido como su familia, trabajo e identidad.


A una persona que padezca un trastorno de conducta alimentaria no se le retira la comida, se le enseña a comer adecuadamente, se instruye sobre qué alimentos le hacen bien y cuáles lo llevaron a su obesidad. Si el paciente aprende esto no caerá en un miedo a no comer otra vez papitas, hamburguesas o refrescos, puede hacerlo pero con moderación, de lo contrario existe el rebote sicológico, después el físico. La terapia de rehabilitación incluye ejercicio, la asistencia a una nutrióloga, apoyo sicológico y siquiátrico. Existen grupos de Tragones Anónimos en México que pueden ayudar a las personas obesas para que identifiquen su fondo de dolor y, a través de la catarsis, es decir irse conociendo así mismo, identifican sus defectos de carácter y cómo enfrentarlos porque estos defectos como la soberbia, la auto conmiseración, el egoísmo, entre otros, son permanentes en la personalidad pero se pueden controlar.


Entonces sí hay por qué llorar, llorar de alegría no viendo la vida pasada más sí aprendiendo que se está sólo a un paso de recaer. Barry batalló para aprenderlo, de niño sólo veía su panza. Lo peor ocurre cuando un obeso identifica su enfermedad a los ojos del otro.

lunes, 7 de junio de 2010

CAPÍTULO 4 – Pérdida de la humildad

















Duele la cabeza, así de grande es el miedo y la soberbia, desde hace tres días se han acumulado emociones y reacciones personales por el encierro. Ansiedad, estrés, tensión, ira, frustración, miedo, coraje, dolor, resentimiento, odio, capricho, agonía, desesperación, entre otros sentimientos. Se desencadenaron en un horrible dolor de cabeza, atacó al obeso por sorpresa, cuando visitó a quien sería su nutrióloga por casi cuatro meses, en el Fraccionamiento Los Remedios. -¿Qué remedio a mi padecimiento puede resultarme mejor?- Se preguntó el regordete personaje, aun quejándose de su dolor y cargando la molestia de una sicóloga ignorante de sus emociones, así él la hacía menos a la inútil practicante quien ni una pastilla le permitió tomar para su malestar.


-No es nada lo que tienes- Repitió hasta el hastío la sicóloga, pero al paciente de la Clínica Mejoría no le importaban sus palabras y quería hacer su santa voluntad.


-¡Tu puta madre es lo que tengo! ¡Me duele la pinche cabeza! ¿Qué no entiendes? Jamás tengo estos putos dolores y me sales con esas mamadas de que no tengo nada- Casi ladraba Barry González, de cariño conocido como “Barrigón”, sus ojos se desorbitaban por el coraje provocado, segura colitis nerviosa en sus adentros, él ignoraba que ese dolor de cabeza era provocado por sus miedos y no aceptación de una enfermedad mortal, la obesidad. No mejoró su condición, menos la relación con su sicóloga. Su furia lo hacía hundirse en sus propias carnes y daba pequeños sobresaltos cuando alzaba la voz, imponiéndose torpemente frente a la mujer que, defendiéndose con su inteligencia, apenas logró domar a aquel jabalí salvaje.


De vuelta con la nutrióloga, el dolor de cabeza aun era fuerte en el obeso. Llegó al consultorio y la secretaria del local le pidió que llenara un formulario.


–Tarea fácil- Pensó el obeso. –Hay cabrón, no puedo escribir la dirección de mi casa, repito las letras y se me nubla la vista. ¡Hay cabrón qué tengo! ¡No mames es el medicamento! ¡El medicamento me chingó!


El pánico envolvió a Barry casi al instante, dejó a un lado el lápiz con el que llenaba su formulario. Se percató que escribió incoherencias en el papel, no se entendía nada, estaba muerto de miedo, asustado como un chiquillo porque no sabía qué le ocurría, desconocía por qué su cuerpo reaccionaba así. Por primera vez no tenía control sobre sí mismo y, lo que más le dolía, no sabía qué lo provocaba.


-Se nubló mi vista. Sentía comezón en las manos. Culpé al medicamento que el pendejo siquiatra me recetó. Un tarado con tendencias políticas de la minoría. De aquellos pelmazos que les llega un coletazo de la vida política y se enganchan aunque pierdan, lo único aceptable es que era aficionado de los Pumas de la UNAM. Le comenté al doctor lo que me ocurría, si mi dolor y problema visual era causado por el medicamento y él lo descartó. Después, en mi sesión con mi sicóloga, ella notó que mi rostro se tornó amarillo. Inmediatamente llamó al doctor, me tomó la presión arterial. Era un engaño sicológico, todo estaba bien, marcó 130 sobre 80, poco arriba de lo normal.


Ese día aparecieron los tres enemigos más fuertes del obeso: ansiedad, miedo y soberbia. La ansiedad escurría sudor frío por sus poros, pestilente emoción sin pena ajena desataba el apetito bestial del obeso y transformaba en dinamita pura sus sentimientos para herir a otros.


El medio a lo desconocido, a un plato de cereal con leche, a dormir entre drogadictos y alcohólicos, sentirte señalado, juzgado y criticado por llenarse el hocico de comida, tragar con las manos sin usar cubiertos mientras la panza se desbordaba desde el pantalón, ocultando la hebilla del cinto y la propia sexualidad del obeso. Miedo a no tener el control, pero si nunca lo tuvo en su vida. Miedo a la despersonalización, a usar máscaras para engañarse a sí mismo y otros. ¿Quién lo conoce? ¡Nadie conoce a Barry! Ni sus propios padres, conocen al hijo pero no a él monstruo de su enfermedad.


Y ese monstruo, su peor faceta es la soberbia. Ser su propio Dios, decir “Yo puedo”, cuando solo ha conocido el fracaso. Cada gramo de grasa en su cuerpo lo confirma: es un agnóstico, ingobernable, culero y sin corazón. Ha perdido la humildad y el contacto con su verdadero yo.


Pero ¿Qué significa humildad para un obeso, alcohólico u drogadicto?

jueves, 3 de junio de 2010

SOBRE LA PIEL DE UN ADICTO - CAPÍTULO 3 - ¿POR QUÉ LO HICE?


A todos les impactó la noticia. Nadie la esperó.

-Me internaré en una clínica contra adicciones- Dije a mis amigos, familiares y conocidos.
-¿Pero cómo? ¿Tú un adicto?- Se inquietaron todos al saberlo.
Pocos disfrutan la ignorancia de todos, una minoría se regocija cuando la sorpresa toca a la puerta, pasa de largo y escupe en las caras con alevosía y ventaja. Fue un bocadillo de satisfacción por la inesperada reacción de todos, hombres, mujeres, jóvenes, adultos mayores, funcionarios públicos, sacerdotes, colegiados, artistas de calle, músicos y el núcleo familiar deformado por una enfermedad… la obesidad.

-¡Pendejo cómo dejas tu trabajo sólo porque no puedes bajar de peso! ¡Vámonos a correr mejor!-
Eran los insultos, consejos y bolsas de bilis de quienes una vez fueron amigos de un adicto a la
comida. Le dieron la espalda en su decisión, lo apoyaron, dudaron de él, no creyeron capaz la hazaña contra los kilogramos, menos nadie imaginó que había un trasfondo sicológico, una manta enorme que colgaba sobre el cuello del obeso con la siguiente frase “Vivo para comer, no como para vivir”.
El entorno cambió. Los conocidos se volcaron sobre un aura negativa. El adulto obeso no esperó mucho de ellos, menos halagos. Seguían preguntándose “¿Por qué?”. La marea subió sin haber luna llena, continuos pensamientos iban en estampida sobre la nuca regordeta del adicto, golpeaban su carnosa y vulnerable figura como olas de mar, ahogándolo en su grasa, sofocándolo noche tras noche mientras yacía sobre su cama, extendido hacia los lados, desapareciendo el colchón entre los pliegues de su humanidad venida a menos y admirada por los curiosos que querían ver al adicto adentro de una jaula, como un fenómeno, animal de circo. Que los obesos son la diversión de todos, nadie lo olvide, tienen los mejores chistes, se ríen de sí mismo cuando están despiertos, ni en sus sueños se tragan la alegría de vivir porque aun dormidos infelices son.

Hasta en los últimos momentos previo a su partida, el obeso se despidió de su familia nada más, otros no lo acompañaron, el envío de mensajes vía teléfono celular fue su escape de la realidad, sobre una pequeña pantalla de cristal digitó su ruina venida a verdad… no hay peor conciencia que aquella sin remordimiento, no hay peor gordo que aquel sin llorar ante una mujer insatisfecha sexualmente. La pantalla del celular resultó pequeña para los dedos regordetes y torpes del ser de grasa, presionó varias letras cuyo mensaje era de socorro mandado a algunos amigos. Hubo muestras de afecto, llegaron antes de viajar a Durango, la tierra de los alacranes y los alaridos celestiales cómo frías bofetadas en todo el cuerpo, pegándose sobre la piel como colillas de cigarros y una canala tirada entre los zapatos de unos adictos a la piedra.
El obeso se sintió seguro de decir que este era el primer día de su encierro voluntario, aun así se pregunta ¿Por qué lo hizo?

jueves, 27 de mayo de 2010

Sobre la piel de un adicto - Capítulo 2 - Enfermos del alma




Le llaman katarsis a la manifestación del alma, no es visible, menos tangible. Nadie juzga al ente que muchos filósofos, pensadores y doctos galenos, es decir médicos, han tratado de demostrar su existencia o que sólo es cuento de unos cuantos fanatistas.


Le llaman "tribuna" al acto de desnudar el alma, desprenderla de sus atavíos, viste defectos de caracter, insanos juicios, miedos, sueños, virtudes, actitudes negativas, a veces entintadas con sangre ajena, otras con la mera experiencia personal. Es compartir el diario vivir frente a un grupo de desconocidos, hermanos de adicción, unos a otros se ayudar para levantar el fondo de sufrimiento sin auto conmiserarse, detallando lo crueles que fueron con otras personas durante sus días de consumo.


Llámese "hermandad" al círculo intimo que conforman los adictos. El alcohol, drogas, comida, tabaco, apostar, exceso en el trabajo, violencia, neurosis, depresión, codependencia son tan sólo el síntoma porque todo caso atraviesa cinco etapas: negación, justificación, negociación, resolución y aceptación. Son síntomas porque la enfermedad radica en el alma. Quitarle la botella a un alcohólico no cura el síntoma si no le das algo a cambio. ¿Qué le puedes dar a un alcohólico si ya le retiraste la botella? Puedes darle la fe que perdió, no en sí mismo porque su inteligencia lo tiene hundido, sino su fe en un poder superior, creer en algo que no sea él mismo, llámase Dios, Ala, Jeova, Jave, Buda o incluso los padres, hijos o un grupo de Alcohólicos.


Llamese "enfermedad" a aquella adicción que yace en el alma. A los ojos de otros se manifiesta a cada momento, la neurosis del adicto no conoce límites y altera a su círculo social, lo que provoca un distanciamiento de su familia y amigos. Para un adicto hay tres caminos seguros: cárcel, hospital y la muerte. La enfermedad radica en el alma porque no hay conciencia de lo que está pasando, significa darse cuenta de las cosas, si una persona llega a este estado, es decir darse cuenta, su fe se restablece y tiene un despertar espiritual.


Cuando los adictos se "confiesan", en estas "tribunas", mencionan la frase "Sólo por hoy" contaré mi verdad. La fuerza del "Sólo por hoy" radica en observar el mañana como el presente, no niega el futuro sino que lo afirma en el hoy, desde este día construyes para mañana. "Sólo por hoy" cuentan sus anécdotas y así no resulta pesado siempre hablar durante el periodo de su recuperación que lleva meses o años.


La primera sesión permite una presentación semiformal entre hombres y mujeres adictos como el alcohol, tabaco, piedra, cocaína, marihuana, cristal, éxtasis, "Ice" y todas aquellas delicias que un drogadicto acaricia con sus manos como un tesoro sagrado, siendo una metáfora del Santo Grial donde los pecadores desperdician la sangre pura, escupen la carne del creador hecha ostia, los más arriesgados se inyectan aquella carmesí divinidad.


Y mientras la comida también se considera una adición, cuando la necesidad de comer pasa a un abuso y después se vuelve una compulsión obsesiva, los culpables no son la comida rápida ni el capitalismo, sino uno mismo.



miércoles, 26 de mayo de 2010

TACONES SALADOS

Nunca probé los tacones salados, ni sobre la barra de mi cantina favorita, sorbía la cervaza amurallada entre las caras marchitas del cenicero opaco, por su romance con la nicotina y su morbosidad de colillas. La depravación no consumió mis emociones como la última bocanada de cigarro, parecía una ludopatía contagiosa, enfermedad donde juegas a la humilde prostituta y palpas la adicción por la adrenalina ajena.

Si la prostitución no diera ganancias se extinguiría la noche. Los tacones salados no rondarían las callejuelas buscando quien los calce, plantas sin tierra donde caminan pensamientos carnosos sin rostro. Obedece el papel moneda, la demanda alimenta el ego de las callejeras, reinas de la penumbra escalonada por estrellas. Así, en estos delirios conocí a la dama de los tacones salados... CONTINUARÁ.