lunes, 12 de octubre de 2009

MAESTRO RUY ALFONSO FRANCO

Del maestro Ruy Alfonso Franco siempre le admiré su manera desafiante de afrontar la vida. Su ironía y sarcasmo ante la existencia del ser humano era como un plato de carnes frías y quesos europeos, comiéndolo a pequeños bocados para después pasarlo con una copa de vino tinto.

Esta entrada va dedicada a su memoria, recientemente dejó de existir y lo envidio enormemente. El maestro Franco siempre presumía su postura ante Dios, la religión, la Iglesia Católica, nada a favor. En sus clases nos habló que los evangelizadores provenientes de Europa fueron los responsables de quitarnos nuestras deidades y creencias con que nos formamos, bueno se formaron los aztecas. Ellos impusieron la escritura ibérica así como las doctrinas ideológicas, trajeron un Dios blanco y de barba, clavado en una cruz y sentenciaron al águila emplumada que idolatraron nuestros antepasados.

De ese momento conquistador, no permitieron a los indígenas que se acercaran a las letras, los mantuvieron en la ignorancia, negándoles su derecho a los libros. Pero algunos se atrevieron y rompieron las reglas, a escondidas leyeron varios libros y descubrieron que tenían derechos, libertad de pensamiento y culto, sólo faltó una chispa detonante para que estallara esa lucha contra el imperialismo español.

Envidio los últimos momentos del profesor Franco. Por fin se transformó en un sabio completo porque le fue revelado el conocimiento que hasta hoy ningún ser vivo en la tierra posee... ¿Qué hay después de la muerte?

En todos los libros que el maestro coleccionó había hipótesis acerca del más allá, muchas ideas sin comprobar pero ahora sus páginas amarillentas son material de desecho, el profesor Franco alcanzó la respuesta a los 64 mil pesos.

domingo, 4 de octubre de 2009

Sabor a miel

SUMARIO
Aunque hace más de 80 años que dejó San Marcos, su pueblo natal, Hemeterio jamás olvidó el aroma de los ingenios cañeros


EL CHILILLO, Mazatlán._ Lo que el Río Presidio no arrastró entre sus aguas fueron los olores a caña y miel que Hemeterio Sánchez Figueroa conserva de su pueblo natal, San Marcos.

Desde otro extremo de Mazatlán, en El Chilillo, evoca esos recuerdos, la vejez arrugó la piel de sus manos, robó fuerza a sus músculos y desaparecieron los reflejos con que cortó miles de varas de caña.

Los olores y sabores de San Marcos están presentes en el corazón de Hemeterio, porque ni aún la amenaza de que la presa terminará por tragarse al pueblo contiene al hombre de 102 años que cuenta su historia de vida.

"Mis padres para mí fueron, como dice el dicho, un plato de miel de panocha, como había tanta caña todo San Marcos era miel", recuerda.

El cariño de sus papás lo asoció con la azúcar extraída de la caña para jamás olvidarlos, pero traicionado por su longevidad Hemeterio sólo recuerda que fue huérfano desde chico.

De San Marcos se despidió a los 20 años, allá dejó a sus hermanos Mercedes, Aurelia, José y Fortino. Los cambió por otra vida, un camino diferente con destino en El Chilillo.




"Ahora ya no hay San Marcos, ya ve cómo es el gobierno desparpajó con San Marcos, no dejó para puras señas, tumbó la iglesia, hizo lo que quiso", lamenta.

Hemeterio levanta sus brazos cuando recuerda su pueblo natal, como reclamándole al aire lo que otros hicieron contra San Marcos. El 6 de octubre festejará 103 años de vida, nació en 1906 y más tarde se casó con Vicenta Meza Plata.

Juntos dieron vida a ocho hijos y la descendencia continuó con 23 nietos, 32 bisnietos y 2 tataranietos. Desde el patio de su casa, Hemeterio confiesa los secretos de su vida, se sienta sobre su silla de plástico.

Hace calor antes del medio día, pero a la sombra de la terraza sólo se siente la nostalgia.




Un eterno enamorado

El dinero y el amor pueden ser peligrosos si se mezclan, Hemeterio no era adinerado pero aprendió cómo enamorar a las mujeres.

"¡Qué chiquitita, mucho que te quiero, que te prometo esto, aunque sean mentiras pero con mentiras que le digas enredamos a la mujer", suelta la carcajada el hombre de 102 años.

Frente a su hija Delia Sánchez Meza revela su fórmula amatoria. Las palabras de su padre eran alegría en el sentimiento de su hija. La camisa de Hemeterio se pega a su cuerpo, aún late ese corazón de eterno enamorado que enrojece al caluroso agosto.

"Solamente un hombre de dinero las enreda 'te voy a comprar un vestido, te voy dar esto', pero el que no tiene pues con mentiras las enreda, las enredamos", expresa.



Las palabras las hila como lecciones aprendidas, teje historias en el aire entre la realidad y la trampa de los años, llamada olvido.

En una fábrica de jabones trabajó para mantener a su familia, así lo hizo la mayor parte de su vida activa como adulto, hasta que su cuerpo le pidió reposo.

Nada cambia desde su juventud hasta la vejez, desde cómo enamorar a una mujer hasta qué tanto se puede confiar en el Gobierno, porque Hemeterio, en 102 años, no ha conocido un político honesto.

San Marcos de sus amores

"De San Marcos quedó un rancho que, como dice el dicho, ni 'pa' los perros, dicen que quedó así San Marcos porque lo hicieron garras como ellos les dio la gana", lamenta Hemeterio.

n ¿Y quién provocó que el pueblo de San Marcos se inundara? "Pos al gobierno, quién más. Porque yo le aseguro que uno de La Noria o de otro rancho no tuvo la culpa de que San Marcos se acabara".

Primero desaparecerá San Marcos antes de que sus hijos terrenales lo hagan, Hemeterio frecuentó su pueblo natal después de cambiarlo por El Chilillo.

Hace un mes y medio estuvo ahí, las aguas del Río Presidio separaron a Hemeterio de la tierra que pisaron sus padres, sus hermanos, sus hijos y él mismo que ahora desde una silla reclama lo justo.

"Todas las cosas pasan por el gobierno, no hay una persona que pueda más que lo que diga el gobierno, eso se va a hacer", señala.

No conoce políticos honestos, no es amigo de políticos ni ha pedido favores a cambio de votar por un candidato, Hemeterio se mantiene aislado de la vida política de México.


"Yo he vivido y estoy viviendo como Dios me ha dado la vida. ¿Cuántos años más quiero vivir? Eso no puedo decirle, para qué le digo, solamente el gobierno", contesta Hemeterio, pero su hija lo corrige.

n No, no, solamente el de arriba ¿Quién es?

"Solamente Dios y María Santísima, ese podrá decir los años que me va a dar todavía".

San Marcos huele a caña y a miel en la memoria de Hemeterio, ese aroma no se de evocar, un aroma que aún provoca nostalgia y hasta le endulza el paladar.