jueves, 27 de mayo de 2010

Sobre la piel de un adicto - Capítulo 2 - Enfermos del alma




Le llaman katarsis a la manifestación del alma, no es visible, menos tangible. Nadie juzga al ente que muchos filósofos, pensadores y doctos galenos, es decir médicos, han tratado de demostrar su existencia o que sólo es cuento de unos cuantos fanatistas.


Le llaman "tribuna" al acto de desnudar el alma, desprenderla de sus atavíos, viste defectos de caracter, insanos juicios, miedos, sueños, virtudes, actitudes negativas, a veces entintadas con sangre ajena, otras con la mera experiencia personal. Es compartir el diario vivir frente a un grupo de desconocidos, hermanos de adicción, unos a otros se ayudar para levantar el fondo de sufrimiento sin auto conmiserarse, detallando lo crueles que fueron con otras personas durante sus días de consumo.


Llámese "hermandad" al círculo intimo que conforman los adictos. El alcohol, drogas, comida, tabaco, apostar, exceso en el trabajo, violencia, neurosis, depresión, codependencia son tan sólo el síntoma porque todo caso atraviesa cinco etapas: negación, justificación, negociación, resolución y aceptación. Son síntomas porque la enfermedad radica en el alma. Quitarle la botella a un alcohólico no cura el síntoma si no le das algo a cambio. ¿Qué le puedes dar a un alcohólico si ya le retiraste la botella? Puedes darle la fe que perdió, no en sí mismo porque su inteligencia lo tiene hundido, sino su fe en un poder superior, creer en algo que no sea él mismo, llámase Dios, Ala, Jeova, Jave, Buda o incluso los padres, hijos o un grupo de Alcohólicos.


Llamese "enfermedad" a aquella adicción que yace en el alma. A los ojos de otros se manifiesta a cada momento, la neurosis del adicto no conoce límites y altera a su círculo social, lo que provoca un distanciamiento de su familia y amigos. Para un adicto hay tres caminos seguros: cárcel, hospital y la muerte. La enfermedad radica en el alma porque no hay conciencia de lo que está pasando, significa darse cuenta de las cosas, si una persona llega a este estado, es decir darse cuenta, su fe se restablece y tiene un despertar espiritual.


Cuando los adictos se "confiesan", en estas "tribunas", mencionan la frase "Sólo por hoy" contaré mi verdad. La fuerza del "Sólo por hoy" radica en observar el mañana como el presente, no niega el futuro sino que lo afirma en el hoy, desde este día construyes para mañana. "Sólo por hoy" cuentan sus anécdotas y así no resulta pesado siempre hablar durante el periodo de su recuperación que lleva meses o años.


La primera sesión permite una presentación semiformal entre hombres y mujeres adictos como el alcohol, tabaco, piedra, cocaína, marihuana, cristal, éxtasis, "Ice" y todas aquellas delicias que un drogadicto acaricia con sus manos como un tesoro sagrado, siendo una metáfora del Santo Grial donde los pecadores desperdician la sangre pura, escupen la carne del creador hecha ostia, los más arriesgados se inyectan aquella carmesí divinidad.


Y mientras la comida también se considera una adición, cuando la necesidad de comer pasa a un abuso y después se vuelve una compulsión obsesiva, los culpables no son la comida rápida ni el capitalismo, sino uno mismo.



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