domingo, 23 de noviembre de 2008

Medias de seda

Autor: Félix "El tímbiro" Viñero
CAPÍTULO 2
Tango para tres

Un año atrás, la fecha no importa, el pésimo amante se sumergió en una depresión sin sentido alguno. Conocía perfectamente la razón por la cual se sentía afligido, herido del corazón sentimental cuya sangre se mezclaba con sus lágrimas y sudor que formarían una sola esencia.
De lo lógico brincaba a lo abstracto, su cerebro, era como una pista de baile, todos podían dar un paso sobre ella, en parejas y tomados de la mano mientras les observaba desde un rincón, enmudecido por el miedo a no revelar verdaderas intenciones ante la causa de su pena cuyo nombre no pretendía revelar, por el momento.
Esto es como un tango, se decía a sí mismo, el gaucho bravío, habitante de la planicie argentina, iba en busca de su hembra, su Eva envuelta en tintos atavíos. Ambos, se encontraron y de sus pasos nació el tango.

Podía ser el gaucho, se repetía constantemente sin soltar su trago amargo por la ansiedad, pero siempre tenía que intervenir ese personaje, un tercero, sin forma pero con sentido, sin esencia pero con significado; no, él no lo llamó, por su cuenta vino... es la negación. Es la plaga de su siembra porque al cosechar todo queda como antes estaba, tierra árida y desolada, soledad desolada.

¡Qué más da! - gritó- El rollo poético terminó por el momento y también su relación.
Desde su cama, recordaba esa noche, la mugre llenaba sus ojos, polvo se colaba entre sus pestañas para cegarlo, por un momento de su realidad. No quería levantarse, todavía estaba envuelto en sus sábanas gruesas, caliente por dentro y frío por fuera. El olor del cedro, madera con que fue elaborada su cama, le relajaba al igual que el incienso de opio.

¿Por qué una mujer puede causar tanto dolor? No es un arma pero hiere, no es una enfermedad pero recae este tonto a cada momento. Por eso las mujeres son tan dichosas, ellas sanan y aniquilan al ser, tanto espiritual como emocionalmente.

Miedo le daba, miedo hablar de ellas, se reía pero cómo disfrutaba estar con ellas, a su lado, admirando su belleza infinita y agradeciendo siempre por los buenos momentos tanto los que están acompañados de café y cigarrillos como los de su habitación donde la intimidad y la seducción son compañeras y cómplices de la pareja.

1 comentario:

Brujitanicotina dijo...

pues si actualizaras
te podria firmar