domingo, 27 de septiembre de 2009

María se reinventó esa noche -PRIMERA DE TRES PARTES-


María se reinventó esa noche. Profanó la tumba de su madre a las tres de la madrugada, hora selecta por los satánicos para realizar su Misa Negra.

Olvidó que las mujeres son delicadas, una brisa puede lastimarlas, el aleteo de una gaviota, a María ni soplándole la tumban. El campo santo estaba vacío, la noche fue el testigo de su fechoría, se remangó las mangas de su blusa y desenterró a su madre, muerta hace 10 años.

Como pudo abrió el ataud, ni Dios lo hizo para reclamar aquella alma, ella sí lo intentó. A sus manos desnudas les debía la ironía de su acto, sin miedo aquellos ganchos que pendían de sus muñecas agarraron el cadaver levantándolo como res al matadero.

De sangre al polvo, sueños a la pesadilla, llanto a la locura. María se reinventó esa noche, coronó su hazaña callando a los grillos, por sus caderas rozó la pelvis de su madre, causó gracia su actuación, las calaveras sobre el suelo fueron severos con ella.

Nada había de malo en el panteón, sólo desapareció el hueso sacro y la intimidad de una dama que quiso nacer otra vez.

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