viernes, 22 de enero de 2010

UN CLUB PERVERSO



Los miembros de un club perverso convencieron a los incrédulos de unírseles. Había cinco oyentes, apartados de la reunión, entre botellas de cerveza, limones sin vida ni jugo, saleros a la deriva bajo luces multicolores, los adictos se presentaron: cerveza, cigarro, pereza, rutina, lujuria y gula.

Escucho Arctic Monkeys, un grupo de rock indie británico. Hace 24 horas aproximadamente ardió el Mercado Municipal José María Pino Suárez, las llamas casi consumieron al gigante de hierro, dejándole una cicatriz imborrable. A diferencia del gigante egoísta, que describió Oscar Wilde en su cuente, el coloso mazatleco sobrevivió a la desgracia. Qúizá un atentado, probablemente una mala racha de copas, culpan a los cables eléctricos. Mejor el universo hace sus averiguaciones, déjenlo a la suerte.

Un club perverso me reclutó, a cambio abandoné mi trabajo. Renuncié a nueve años de conocimientos, el tramo de una jubilación caminada diría un amigo escritor, los mozos nueve años que dediqué ya son historia, siempre lo fueron, ayer agregué nostalgia.


La candidatura es fácil, el club perverso admite a quien sea. Acepta tu compromiso, abandona todo lo que tienes, sin mirar atrás, no llores ahora porque después necesitarás esas lágrimas. Abraza al día siguiente, rechaza el destino porque es sosten de los ignorantes.

Todos vivimos en un club perverso. Habemos quienes tomamos cerveza Tecate Light, Indio y Pacífico. Otros prefieren la marca Modelo, XX Lager, Budwiser, Heinekan y entre otras.

Los apasionados de la literatura tienen su club de lectura, los neuróticos se suman en un gremio interesante. Imagínense en una reunión de neuróticos anónimos. Alguien trae un arma y mata a un miembro del grupo. ¿Los presentes conservarán la calma? ¿Cuántos intentarán detener al agresor? ¿Cuántas balas tiene el arma? ¿Tendrá buena puntería el victimario? ¿Los neuróticos perderán la cordura? ¿Quién es quién?

Salirse del Club Perverso es ilógico. La membresía expira cuando mueres. Las regalías vienen impresas en tu piel, lo inhalas a cada momento, te inyectas adrenalina y fumas marihuana para volar. ¡Qué viaje haces!

¿Realidad o ficción? El Club Perverso existe. No hay fantasía. De mis letras queda un vacío. Entre metáforas, ideas revueltas, saltos imaginarios queda una pregunta... ¿Por qué? Porque soy infeliz.

1 comentario:

xhabyra dijo...

oye man que haces ahi sentado???

no me digas que estas en el baño por que voy a tener pesadillas.

Muy mal lo que ocurrio en el Mercado, lo bueno que no ocurrio de dia ni cobro vidas.

Animo, que en mi clú perverso tomamos tequila ;-)