lunes, 27 de abril de 2009

TORTURA MI CORAZÓN

Escribir poesía desgasta mi corazón. Pido mucho para dar tan poco de mi. Bastan unas líneas de ideas para trazar un camino, una incógnita, dos alternativas que pienso cuando escribo "¿Por qué lo hago? y ¿Qué espero recibir a cambio?".

Dejaré de escribir si mis manos se llenan de satisfacción. Dejaré de escribir si a mis pies caen hojas de los árboles en primavera. Dejaré de escribir hasta que el violinista diga se acabó la música.

No me tumba el sueño mientras escribo, tecleo cuanto mi mente imagina y las imágenes se transforman en puntos, comas, acentos, paréntesis y corcheas. Es el rostro duro de mi texto, abajo está la cara del lienzo arrugado, pinceles amarillos, paleta sin pintor.

Y los pasados preguntan al presente cómo se siente vivir así, sin tiempo de espera porque el futuro no demora. Nada más aguarda, paciente su momento oportuno de aparecer así de fácil.

Me decidí a hablar con ella por tercera vez, pronto nos miraremos a los ojos y uno agachará la mirada, otro la buscará en el suelo aruñando la tierra que pisan sus pies. Pronto hablaré de amor, diré que ella es mi pasado, presente y futuro. Que el sueño no me tumba pero sus palabras me revientan la cara y escondo el rostro. Sea ella la pintora que dibuje un corazón en mi pecho, a sus manos entrego mi amor y bajo mi cuello queda la figura de su amor pintada sobre mi piel.

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